domingo, 16 de diciembre de 2007

Estoy totalmente de acuerdo; Dios no nos defrauda nunca, él siempre sabe por qué nos envía todo aquello que nos sucede. Si no sabemos cuál es el motivo de lo que nos sucede, sea bueno o malo, él sabe por qué es, y siempre debemos darle gracias por todo aquello que nos pasa. Muchas veces sentimos que nos ha abandonado, que nos ha defraudado, pero realmente somos nosotros quienes con nuestra actitud le defraudamos a él; pues, como dice Jesús en el Evangelio de San Mateo, "Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." Nunca hay que olvidar esto, pues siempre, pase lo que pase, él está con nosotros, hoy, y mañana, y el siguiente día, y todos, hasta el fin del mundo. Por ello, no hay que sentir que nos defrauda; somos nosotros los que le defraudamos. Le defraudamos pensando que si nos envía algo que no nos agrada, es para que nos sintamos abandonados. Él nunca nos abandona, ni nos abandonará. Por eso hay que tener esperanza en todo momento, y pensar que después de la Cruz, sea ésta cual sea la que nos haya enviado, siempre llega la Resurrección. Tras el Calvario siempre viene el Triunfo de la Vida sobre la muerte. Es entonces cuando vemos que sus caminos no son fácilmente comprensibles, que no son fáciles de andar, pero que son los más seguros, y son los que al final, por muchas dificultades que debamos superar, nos llevarán a la Resurrección. Yo tampoco cambio por nada del mundo la Cruz que me envíe él, pues sé que tras ella habrá una recompensa mayor que cualquier otra, la de la Resurrección.

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